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domingo, 8 de noviembre de 2015

El Arabí hasta arriba

Cuando salimos un Domingo con la bici, lo hacemos por varias razones, no sabría decir cual es la más importante. El ejercicio físico, recorrer algún paraje natural de tantos que nos rodean, pedalear junto a buenos amigos. Al final es un conjunto de sensaciones difícil de definir, aún más difícil de entender para los no ciclistas. El caso es que cuantas más de estas sensaciones experimentamos, más satisfacción nos proporciona este gran deporte que es la bici de montaña...

La mañana se presentaba con buen tiempo, aunque al poco de iniciar la marcha nos hemos visto...
sorprendidos por una densa niebla que nos ha acompañado los primeros kilómetros, nuestras gafas completamente licuadas eran testigo de ello, siendo imposible ver a través de ellas, al terminar de pasar las Atalayas comenzamos a ver el sol que ya nos acompañará todo el recorrido. Encaramos la Rambla del Morteruelo en dirección al Arabí, bastante rota, con algunas zonas arenosas impracticables que nos obliga  a poner pié en algunos tramos, aquí ya entramos en calor y accedemos al monte por su cara norte, nos dirigimos a la Rambla de los Muertos, Guachi me recuerda la leyenda de esta Rambla, en este lugar se han encontrado muchos restos óseos humanos dispersos, así como trozos de armas, y numerosas monedas.  Se cree que aquí se libró una sangrienta batalla, seguramente para atacar la fortaleza, y que se saldó con un campo sembrado de cadáveres. Esta batalla podría haber tenido lugar entre las tropas de Abderraman I y las de Ordoño II, entre los siglos VIII y IX. Algunos dicen haber oido voces y ruidos del fragor de dicha batalla, nosotros hoy no estábamos para psicofonías.
Seguimos nuestra batalla particular y ya por el camino-senda, bastante duro y técnico, que cada uno sube como puede a ratos montados a ratos andando, en algunos tramos con la dificultad añadida de estar la piedra mojada, subimos a la cumbre. Lo que decía al principio, hoy se han dado casi todos los ingredientes para disfrutar de la bici, superada la subida y una vez arriba nos queda disfrutar de unas vistas impresionantes, es uno de esos momentos en que uno siente que el esfuerzo ha merecido la pena.
Ya nos queda bajar, con precaución, un servidor ha puesto de verdad a prueba la nueva bici, siendo la nota sobresaliente.

José Ramón Huesca












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